Manifiesto de Constitución de La Voz Obrera Chile

Sección de la Corriente Obrera Revolucionaria Internacional – Cuarta Internacional (CORI-CI)

Santiago de Chile y Rancagua, octubre de 2025

I. Por qué nacemos

Somos un grupo de militantes revolucionarios en Chile que, en medio de la crisis mundial del capitalismo, fundamos La Voz Obrera Chile, sección de la Corriente Obrera Revolucionaria Internacional – Cuarta Internacional (CORI-CI).

Nacemos para reconstruir una organización marxista revolucionaria que vuelva a colocar a la clase obrera en el centro de la lucha por el socialismo mundial.
No somos una “nueva izquierda”. Somos una organización nueva, sí, pero fundada sobre las lecciones de dos siglos de lucha de la clase trabajadora: de Marx y Engels, de Lenin y Trotsky, y de la experiencia viva de las revoluciones triunfantes y las derrotadas.

II. Quiénes somos

Somos un grupo de ex militantes de la LIT-CI y el MIT de Chile que rompimos desde el momento en que, en su XVI Congreso Mundial, se inició con la expulsión de una fracción de oposición política interna, instaurando un régimen centralista burocrático. Ahora  junto a trabajadores de la minería y a ex militantes, hemos decidido impulsar una nueva organización política. Nos opusimos a aquellas expulsiones, pero entendemos que fueron la culminación de una crisis política más profunda con problemas que también estaban presentes en el propio MIT chileno

III. Chile en la crisis mundial del capitalismo.

Chile es una semicolonia integrada al capitalismo global como exportador de materias primas —especialmente cobre— bajo dominio de las grandes transnacionales mineras y financieras.
La llamada “burguesía nacional” no es más que una socia menor del imperialismo, asociada a los grandes fondos de inversión, las AFP, la banca y las forestales.

La guerra comercial mundial, la crisis ecológica y el ciclo recesivo posterior al COVID-19 confirman que el capitalismo ha fracasado como sistema civilizatorio. Las guerras, el genocidio en Palestina y el hambrel mundial son expresión de su decadencia histórica.

IV. De la revolución de octubre al gobierno de los grandes acuerdos

El 18 de octubre de 2019 abrió un proceso revolucionario profundo en Chile. Pero esa energía fue desviada por los mecanismos de la reacción democrática: el “Acuerdo por la Paz”, las falsas esperanzas en los procesos constituyentes y el ascenso del gobierno Boric-PC, que se presentó como cambio y resultó continuidad.

Durante cuatro años, el gobierno del Frente Amplio y el PC consolidó los “Grandes Acuerdos” con la derecha y los empresarios: reformas en beneficio del capital financiero, nuevos tratados como el TPP-11, concesiones mineras a las transnacionales y un pacto previsional que salvó a las AFP. Así, el “progresismo” completó la tarea iniciada por la Concertación: garantizar la gobernabilidad del modelo económico de la dictadura bajo validación democrática

V. El Estado burgués y su descomposición

Mientras las élites políticas se reparten cargos y pactos, el país vive una crisis estructural: déficit fiscal creciente, corrupción endémica, impunidad militar, precariedad laboral y represión permanente en el Wallmapu.

La tragedia obrera del 31 de julio en la mina El Teniente, donde murieron seis trabajadores subcontratados, simboliza la verdad de este modelo: la riqueza nace del sacrificio y la muerte de la clase trabajadora. Tres de cada cuatro trabajadores de Codelco son subcontratados; la empresa estatal funciona como cualquier corporación capitalista, con persecución sindical y tercerización masiva.

VI. El papel del Partido Comunista y las burocracias.

El Partido Comunista de Chile, integrado plenamente al régimen, actúa como partido bisagra entre las luchas populares y el poder burgués. Su función es canalizar el descontento hacia la institucionalidad y mantener el control de los sindicatos mediante la CUT y las direcciones oficialistas.El XXVII Congreso del PC, incluido Daniel Jadue, ratificó su rol de partido de gobierno, disfrazando de “autocrítica” su compromiso con la estabilidad burguesa  Históricamente, las direcciones estalinistas han combinado la defensa de ciertas reivindicaciones económicas con traiciones políticas profundas, utilizando su influencia entre los trabajadores y sectores populares para legitimar políticas de colaboración de clases.

VII. La situación de la clase obrera chilena

La clase trabajadora chilena —especialmente en la minería, los puertos, la educación y la salud— vive bajo una estructura de precariedad, subcontratación y sobreexplotación.
Los altos precios del cobre no se traducen en bienestar: el 80 % de la fuerza laboral minera es tercerizada. Para las y los trabajadores es un sueño alcanzar una vivienda.

La CUT y las federaciones mayoritarias sostienen la política del “mal menor”, impidiendo que el descontento obrero se transforme en oposición política al régimen. Sin embargo, crecen las contradicciones sociales: huelgas sectoriales, movilizaciones del sector público, tomás de vivienda y resistencia juvenil. Estas luchas dispersas expresan el potencial de recomposición de una nueva vanguardia obrera y juvenil.

La participación de los revolucionarios en las luchas, en los sindicatos o en los parlamentos burgueses se encuentra siempre subordinada a la estrategia general de desarrollar la conciencia revolucionaria y el poder obrero extra-legal.

VIII. Por una alternativa revolucionaria e internacionalista.

Frente a la descomposición del régimen, la alternativa no es la unidad con la izquierda reformista para enfrentar electoralmente a la derecha o ultraderecha, sino la construcción de una izquierda obrera, socialista e internacionalista. Estamos por la más amplia unidad de acción de la clase trabajadora  que haga avanzar hacia su necesaria experiencia y separación  política con los partidos o instituciones de la clase burguesa.

Los límites nacionales no son nuestros límites: tenemos más en común con un minero boliviano o un portuario argentino que con Luksic o Ponce Lerou. Somos parte de la CORI-CI, porque entendemos que la revolución socialista sólo puede ser mundial. Luchamos por un gobierno de los trabajadores y trabajadoras, basado en organismos de poder obrero que surjan al calor de las luchas de masas.

IX. Por la dictadura del proletariado y el poder obrero.

El poder obrero que defendemos no es una consigna abstracta, sino la necesidad histórica de que la clase trabajadora sustituya el Estado burgués por sus propias instituciones de democracia directa: consejos de fábrica, asambleas territoriales, comités de base y milicias obreras.

A esa forma de gobierno los marxistas la llamamos dictadura del proletariado, entendida no como opresión, sino como el poder de la inmensa mayoría sobre la minoría explotadora.
Solo un Estado obrero basado en la democracia de los trabajadores podrá garantizar la planificación socialista de la economía, abolir la propiedad privada de los medios de producción y abrir el camino a una sociedad sin clases ni explotación.

X. Por una democracia obrera y las libertades democráticas.

La clase trabajadora defiende las libertades democráticas dentro del estado capitalista—de organización, de huelga, de expresión y de manifestación—como instrumentos de lucha y autodefensa.

La verdadera democracia no puede existir mientras la minoría capitalista controle la economía, los medios de comunicación y las fuerzas represivas.

XI. Por un Partido Revolucionario de la Clase Obrera

En la sociedad donde la clase capitalista controla los medios de comunicación, de  enseñanza, de moral etc, la conciencia revolucionaria no es espontánea en el capitalismo, es el resultado de la intervención de los revolucionarios en la   experiencia concreta de la lucha de la clase trabajadora.

Solo una organización revolucionaria, basada en el centralismo democrático y la independencia política de clase, puede guiar a los explotados hacia la toma del poder. No queremos operar en función del calendario electoral o legal de la burguesía, luchamos por un partido de combate, que combine teoría marxista y acción directa; que eduque, organice y prepare la revolución socialista en Chile y el mundo.
Nuestro objetivo estratégico es construir el partido de la dictadura del proletariado, es decir, el instrumento consciente de la clase obrera para destruir el viejo Estado y levantar uno nuevo sobre las bases del socialismo.

XII. Llamamiento final

Compañeras y compañeros trabajadores, juventud, estudiantes y militantes invitamos a todos a conocer y discutir la fundación de La Voz Obrera Chile – Sección de la CORI-CI. La historia nos coloca una tarea inmensa: reconstruir la dirección revolucionaria que la clase obrera necesita.

Compartir

Otros Artículos